Thursday, January 28, 2010

Dolor y vida

Esa mujer no dejaba de morderse los labios, como esperando.

Él no retiraba la cabeza del agujero de la pared, ni incorporaba su cuerpo del frío del suelo.

Ella le dio un empujón que lo hizo todavía más miserable.

Él le miró satisfecho.

Ella volvió a arremeter.

Él se retorció cansado.

Ella se sentó a fumar sobre los recuerdos pesados de su falda caída.

Él le habló de flores y promesas y su aliento llenó el cuadro.

Ella sintió punzar su entrepierna.

Con palabras, él devoró los restos de su masa encefálica.

Ella se marchó sin aceptar lo que sentía.

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